domingo, 26 de febrero de 2012

LA LUZ DEL ALMA



LA LUZ DEL ALMA
Por Leonardo Díaz
Astrólogo Metafísico

La luz de nuestro espíritu tiene muchos nombres. En algunas escuelas espirituales le llaman Cuerpo Causal, en otras Cristo Interno, en metafísica se denomina La Mágica Presencia. Popularmente se conoce como el Alma, o Ángel Guardián.

Todos llevamos en nuestro interior, en las dimensiones de nuestro ser,  la Mágica Presencia. No importa a que religión pertenezcamos o si somos creyentes en Dios o ateos. Tampoco importa si hemos sido buenas, regulares o malas personas.

La Mágica Presencia es la luz  de nuestro Ser que es uno con Dios. Esta presencia nos acompaña durante toda la encarnación en la Tierra sin importar si las acciones de nuestra personalidad son buenas o malas acciones, la Mágica Presencia nunca se aleja de nosotros, lo que ocurre es que según nuestras acciones abrimos o cerramos los canales que permiten el contacto con esta luz. 

Por muy oscuros caminos que el individuo elija andar, allí, en el silencio del Ser interno permanece la presencia del espíritu que somos. Es una realidad y verdad universal que Dios nos ama y que basta con aceptarle, llamarle y reconocerle en nuestro interior para que su Luz manifieste en nuestra vida.

El mayor infierno que un ser humano puede vivir sobre la Tierra es la oscura soledad que produce la densificación y distorsión de su propia energía. Dios no se aleja del ser humano, somos los humanos quienes nos oscurecemos, cerrándonos a su Luz.

Cuando meditamos, oramos o realizamos cualquier ejercicio espiritual o ritual religioso, nos preparamos para el contacto con el Ser interno, la Mágica Presencia de Dios en cada uno de nosotros.

Los milagros en todas sus formas son obra de la Mágica Presencia, Dios en nosotros. Esta presencia espiritual es nuestro verdadero  vínculo con el Dios Uno del Universo, es nuestra herencia Divina en la que radica toda la esperanza de salvación y trascendencia.  Los textos sagrados señalan que “nadie llega al Padre sino es a través del espíritu de Dios, la chispa Divina originada por el soplo del Aliento Divino, chispa, fuego espiritual que nos hace a todos hijos de Dios, hijos de la misma luz y hermanos.

El maestro interno, el Ángel Guardián, el Alma, el Cuerpo Causal, o Mágica Presencia, como quieras llamarle, irradia su energía cuando le pensamos, le invocas y le llamamos.

La metafísica enseña que Dios se encuentra en nosotros, que nuestro cuerpo es su templo, que esta presencia de Dios en espíritu es lo más próximo y verdadero. A todo aquél que desee aclarar su vida, iluminar sus caminos y sentirse pleno, la metafísica le recomienda buscar el contacto con esta Luz. Todas las religiones conducen a este maravilloso encuentro interno. Cuando somos practicantes de una religión, lo verdaderamente importante es la realización del encuentro íntimo y comunión espiritual.